El Gobierno de España está implementando la «Estrategia estatal para un nuevo modelo de cuidados en la comunidad: un proceso de desinstitucionalización (2024-2030)», está apostando por un cambio profundo en el modelo de cuidados, pasando de las grandes residencias institucionalizadas a un enfoque centrado en la comunidad. Esto se conoce como desinstitucionalización, y su objetivo principal es permitir que las personas dependientes puedan vivir en sus propios domicilios o en entornos comunitarios adaptados, recibiendo cuidados personalizados que respeten sus preferencias y derechos.
Además de transformar los modelos de atención, se busca dignificar el trabajo de las personas cuidadoras, mayoritariamente mujeres.
El Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, a través del discurso del ministro Pablo Bustinduy (24 de marzo de 2025), ha anunciado la creación de una comisión interministerial para abordar el reto demográfico que enfrenta España en materia de cuidados de larga duración. Según el informe oficial, para el año 2030 se requerirán 261.400 trabajadoras adicionales –lo que supone un incremento del 53% respecto a las 489.900 trabajadoras registradas a finales de 2024– para mantener la cobertura del Sistema para la Autonomía y la Atención a la Dependencia (SAAD)
Entre los puntos destacados se encuentran:
- Colaboración interministerial y con gobiernos autonómicos: Se establecerá un grupo de trabajo para analizar las dificultades en la contratación de profesionales y buscar soluciones que faciliten la empleabilidad y hagan el sector más atractivo.
- Mejora de condiciones laborales: Se subraya la necesidad de revalorizar el trabajo de cuidados, mejorar las condiciones de las trabajadoras y asegurar que el incremento en la esperanza de vida vaya acompañado de mayores derechos y calidad de vida para las personas dependientes.
- Enfoque a largo plazo: La iniciativa, denominada «Reto mejorar el empleo en los cuidados de larga duración», involucra a diversos ministerios (Trabajo, Educación y Formación Profesional, Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, entre otros) y a actores institucionales y sindicales para garantizar una respuesta coordinada al desafío demográfico.
- Proyección demográfica: La estimación se fundamenta en las proyecciones del INE, que indican que la población atendida por el SAAD crecerá en un 27% hasta 2030, lo que exige una ampliación del sistema de cuidados para cubrir a 2.055.172 personas.
Hoy, la realidad es muy diferente y, hoy, pero también mañana, quiero poner en valor la figura de la auxiliar del SAD, y quiero hacerlo a nivel personal pero también como profesional en los cuidados, como enfermera y como compañera, conociendo su labor en el servicio de ayuda a domicilio, porque la auxiliar del SAD se debe reconocer como pilar en los cuidados de larga duración. Su contribución a la calidad de vida tanto de las personas usuarias a las que prestan atención como la de sus las familias es inestimable.
¿?
Las respuestas deberían ser positivas por ser trabajadoras cualificadas y con formación específica, sin embargo, la mayoría de las auxiliares del SAD no se sienten valoradas ni sienten que su trabajo sea reconocido. La verdad es que, a pesar de su importancia para la sociedad, su trabajo se considera secundario en términos económicos y no reciben el mismo reconocimiento que otros sectores.
Podría ser porque históricamente, las mujeres han sido vistas como las principales responsables del bienestar familiar, se les han asignado tradicionalmente el rol de cuidadoras, tanto en el ámbito familiar como en el laboral, en empleos relacionados con el cuidado de personas, educación, salud, trabajo doméstico y el acompañamiento de personas mayores o dependientes. Como si la mujer tuviera de serie, habilidades «naturales» para cuidar, menospreciando e infravalorando su formación y su profesionalidad.
La pregunta que nos debemos hacer como sociedad es, cómo mejorar las condiciones de las auxiliares del SAD sin comprometer la calidad de vida de las personas a las que cuidan.
Ahí va:
- Invertir en los servicios sociales públicos, es beneficioso para el usuario y familia que está solicitando apoyo, ya que a mayores recursos económicos más altas a las personas dependientes y, a la par, se completa la jornada laboral de las auxiliares.
- Mejora de la retribución y estabilidad laboral con salarios competitivos y una remuneración acorde al esfuerzo y la responsabilidad del trabajo.
- Contratos estables, aumentando los contratos indefinidos y las condiciones laborales que garanticen una seguridad y continuidad en el empleo, lo que también va a favorecer la relación de confianza con las personas usuarias.
- Adecuación de la carga de trabajo y mejora de los entornos laborales con ratios adecuados, ajustando y garantizando el tiempo a las necesidades de atención marcadas para las personas usuarias, evitando las sobrecargas y mejorando la relación entre las trabajadoras y las personas a las que se presta apoyo.
- Participación en la toma de decisiones, incluyendo a las auxiliares en la planificación de los cuidados, para que sus experiencias e ideas contribuyan a la calidad de los servicios prestados y, a la vez se sientan más valoradas.
- Comunicación y participación en equipos interdisciplinares con profesionales sanitarias, trabajadoras sociales, coordinadoras, etc. para que el cuidado sea integral y compartido, fomentando la corresponsabilidad y colaboración y disminuyendo la presión sobre una sola persona.
- Formación continua y especializada que permita a las trabajadoras actualizarse en técnicas de cuidado, nuevas tecnologías y manejo de situaciones complejas.
- Apoyo en la conciliación y flexibilidad horaria con turnos que permitan a las trabajadoras equilibrar su vida laboral y personal, reduciendo el riesgo de burnout.
- Incentivar la participación de hombres y mujeres en el cuidado, promoviendo modelos de corresponsabilidad que rompan con los estereotipos tradicionales de género.
- A nivel gubernamental, impulsar grupos de trabajo interministeriales para integrar los cuidados prestados en el SAD como un puente entre servicios sociales y sanidad.
- Incluir medidas públicas específicas que reconozcan el trabajo como una labor esencial, con incentivos fiscales o subvenciones para quienes lo desarrollan.
- Programas de bienestar y salud mental con apoyo en las necesidades emocionales y físicas de las auxiliares del SAD.
- Realizar campañas de sensibilización mediáticas y de educación que visibilicen la importancia del apoyo prestado a las personas y sus familiares en los domicilios.
En una sociedad que se considera desarrollada, con una esperanza de vida cada vez mayor, es fundamental la figura de la auxiliar del SAD para lograr un envejecimiento digno y la disminución de la soledad. Algunas de las medidas mencionadas pueden contribuir a que la sociedad reconozca y valore el trabajo de los cuidados como pilar fundamental del bienestar colectivo. Es necesario un entorno de trabajo más justo, seguro y motivador para que las profesionales se sientan valoradas y alcancen una mayor calidad de vida tanto para ellas como para las personas que dependen de estos cuidados.
Gracias a cada una de vosotras, gracias por cada día que llegáis a una casa con vuestra profesionalidad, respeto, discreción y esa gran sonrisa, gracias por vuestro trabajo.

