Si quieres descubrir una preciosa ciudad que desborda literatura, monumentos, historia y tradiciones, pubs, música en vivo y sobre todo personas afables en un país acogedor, tienes muchos motivos para visitar Dublín, para conocer Irlanda, más allá del whiskey y la cerveza Guinness, se me ocurren un montón de recorridos diferentes que seguir y, en esta ocasión, vamos a hacerlo de arte e historia, especialmente literatura, sin olvidar la gastronomía.
Te recomiendo empezar en el Trinity College, centro turístico de interés y universidad por la que pasaron algunos de los más ilustres escritores irlandeses. Puedes acercarte y comprar el tique de entrada allí mismo que incluye una audioguía y visitar la Sala Larga, “Long Room”, una biblioteca increíble y única que no puedes dejar de conocer, aunque había algunas estanterías vacías de libros, ya que los estaban “decantando”, término que aprendimos allí y te animo a conocer si únicamente lo asociabas a la sidra. Creo que a finales de año van a cerrar la biblioteca para aislar las ventanas y asegurar los libros con controles de humedad y temperatura.


El libro de Kells está expuesto antes de llegar a esta sala, puedes conocer su historia y ver algunas de sus páginas, creo recordar que pasan de hoja cada 80 días, lo que te anima a repetir la visita, me encantó intentar reconocer las iniciales de nuestros nombres y conocer el manuscrito en forma de fotos y vídeos escuchando las explicaciones pertinentes a tu ritmo, con la audioguía. También me ha resultado muy curioso conocer las piedras de Ogham, no quiero decirte más detalles para que los descubras por ti mismo.


En esta universidad, además de su historia, merece la pena conocer su edificio y pequeño y acogedor jardín. Aquí estudiaron entre otros Oscar Wilde y Bram Stoker.
He conocido el parque frente a la casa de Oscar Wilde y tengo que decir que es uno de mis lugares favoritos de Dublín y que puedes decidir que sea camino o lugar de paso para conocer otros lugares de la ciudad, el mismo Trinity College, la estatua de Molly Malone, la calle comercial llena de tiendas y muy popular con músicos callejeros, Grafton Street está en un extremo.



Saint Stephens Green es un bonito parque céntrico victoriano, tiene una fuente central, monumentos de personajes importantes irlandeses (puedes entretenerte leyendo los carteles), un lago con patos y cisnes y un rincón dónde muchos dublineses descansan para tomar el “brunch” o “lunch”, aunque puedes encontrarles en cualquier banco sentados. Te recomiendo que tengas mucho cuidado con las gaviotas, son de las más descaradas que he conocido, pudimos ver cómo robaban el helado a una mujer y lo hacían desaparecer en segundos, sin embargo, me encantó tener tan cerquita a las ardillas, nunca había tenido esa oportunidad. Su historia también me ha encantado, pasto para ganado, lugar de batalla entre miembros del IRA e ingleses, lo más curioso es que dejaban de batallar y daban permio para alimentar a los patos. Existe una figura de Arthur Edward Guinness como homenaje por financiar el diseño y la construcción del parque y el estanque como se conserva hoy día.

Si quieres comer algo dulce, al inicio de la calle Grafton se encuentra Butlers, una cadena de chocolaterías-café que puedes encontrar en Dublín, te recomiendo las “cupcake”, la de grosella está espectacular. En una calle perpendicular a Grafton St. se encuentra The Rolling Donut en King St., tienes una gran variedad de donuts para elegir, incluyendo donuts veganos, por cierto, en esta misma calle se encuentra Zara.


Otra calle comercial y con locales para tomar algo, que parte de St. Stephens Green hasta Trinity College es Dawson Street, en esta calle se encuentra “Mansion House”, la residencia oficial del alcalde de Dublin y la librería Hodges Figgis, fundada en 1978 y con varios niveles para encontrar ejemplares de distinta temática, incluyendo libros de gaélico, en el piso inferior puedes encontrar distintas ofertas.

Antes de llegar a esta preciosa librería encuentras la iglesia de Santa Ana, St. Ann´s Church, la iglesia dónde se casó Bram Stoker y que tiene un busto que lo recuerda, bonita, de interior color amarillo claro, madera oscura y vidrieras del siglo XIX, desde hace unos 300 años existe un estante para dejar pan a las personas necesitadas.

La historia de Drácula de Bram Stoker parece que comienza en la biblioteca Marsh, es la biblioteca pública más antigua de Irlanda y que se conserva igual desde alrededor de 1700, tiene unos libros y manuscritos expuestos muy originales. Me encantaron las celdas de la segunda galería, utilizadas para que os lectores no se llevaran los libros. También puedes encontrar algún pequeño Drácula de juguete, dejado a propósito en alguna estantería. Se mantiene el registro de los libros que sacó Bram Stoker de anatomía y, mapas muy detallados de Transilvania, que han hecho pensar que fueron la inspiración del autor para localizar a Drácula en esta zona a la que nunca viajó.



La biblioteca puede pasar desapercibida por encontrarse al lado de la imponente catedral de San Patricio, pero es una joya escondida que no puedes dejar de visitar. En la enorme y preciosa catedral de San Patricio también hay un referente de la literatura irlandesa enterrado, un busto, una máscara funeraria y el cráneo de Jonathan Swift, el autor de “Los viajes de Gulliver” (su obra más conocida) que, al igual que Jame Joyce, autor de “Ulises” también estudiaron en el Trinity Collegue y consultaron ejemplares de la Marsh´s Library. La Catedral de San Patricio al igual que la Catedral de la Santísima Trinidad es anglicana. Jonathan Swift fue el deán de San Patricio desde dónde defendía los derechos irlandeses.


Respecto al otro autor que he mencionado, en 2025 se celebra el 125 aniversario de la muerte de Oscar Wilde, escritor de El retrato de Dorian Grey o La importancia de llamarse Ernesto. Puedes encontrarle sentado a la puerta del pub donde trabajó a los 14 años reponiendo cajas, su estatua lo recuerda en Kennedy´s pub dónde puedes comer un rico “Chilli Mayo Chicken Wrap”, también te recomiendo el” Irish coffee” y el “warm waffle”, un gofre con helado de vainilla de postre. Puedes cenar allí, me encantan las sopas de los pub irlandeses con pan de soda, por supuesto, acompañándote de una rica Guinness, no te sabrá igual cuando regreses a España, puede ser una estupenda despedida. Este pub está en uno de los límites del Trinity Collegue, dónde iniciamos el recorrido.


